Investigadora responsable: Viviane Pires Ribeiro
Autores: Paula Bustos, Bruno Caprettini y Jacopo Ponticelli
Lugar de intervención: Brasil
Tamaño de la muestra: dos culturas
Gran tema: Agricultura
Variable de Principal Interés: Cambio técnico en la agricultura
Tipo de intervención: Análisis de los efectos de la productividad agrícola en la transformación estructural
Metodología: Modelo econométrico
Existe una larga tradición en economía de estudiar las relaciones entre la productividad agrícola y el desarrollo industrial. El estudio realizado por Bustos et al. (2016), por ejemplo, proporciona evidencia empírica directa sobre los efectos de la productividad agrícola en la transformación estructural. Los autores aíslan estos efectos analizando la introducción de soja genéticamente modificada en Brasil. Esta tecnología permite a los agricultores emplear menos trabajadores por unidad de tierra para producir el mismo producto, lo que aumenta la productividad laboral en la agricultura. Los resultados del estudio sugieren que el cambio técnico en la producción de soja ahorró mucho trabajo y condujo al crecimiento industrial, como predijo el modelo.
Contexto de evaluación
Durante las últimas décadas, la agricultura brasileña ha dependido de dos nuevas tecnologías agrícolas para el cultivo de soja y maíz. El primero es el uso de semillas genéticamente modificadas (GE) en el cultivo de soja. El segundo es la introducción de una segunda temporada de cosecha de maíz durante el mismo año agrícola, lo que requiere el uso de técnicas de cultivo avanzadas.
Por un lado, se observa que la principal ventaja de las semillas de soja transgénicas con relación a las tradicionales es que son resistentes a herbicidas, lo que facilita el uso de técnicas de siembra directa. En otras palabras, plantar semillas de soja transgénica no requiere preparación del suelo, ya que la aplicación del herbicida elimina selectivamente todas las malas hierbas no deseadas sin dañar el cultivo. Como resultado, las semillas de soja transgénicas se pueden aplicar directamente a los residuos de cosechas pasadas, lo que permite a los agricultores ahorrar en costos de producción, ya que se requiere menos mano de obra por unidad de tierra para obtener la misma producción.
Por otro lado, la introducción de una segunda temporada de cosecha de maíz puede afectar la demanda de mano de obra en el sector agrícola a través de efectos intracosecha y entre cultivos. El primer efecto se debe directamente a la introducción de una segunda cosecha que aumenta la demanda de mano de obra en relación con el valor de referencia de una cosecha de maíz. El segundo efecto se debe a la expansión del maíz hacia áreas anteriormente dedicadas a actividades menos intensivas en mano de obra, lo que también tiende a aumentar la demanda de mano de obra.
Detalles de la intervención
La literatura sobre desarrollo ha documentado que la trayectoria de crecimiento de la mayoría de las economías desarrolladas ha estado acompañada de un proceso de transformación estructural. A medida que las economías se desarrollan, la proporción del empleo correspondiente a la agricultura disminuye y los trabajadores migran a las ciudades para encontrar empleo en los sectores industrial y de servicios. En este contexto, Bustos et al. (2016) proporcionan evidencia empírica directa sobre los efectos del cambio técnico en la agricultura en el sector industrial, estudiando la reciente adopción generalizada de nuevas tecnologías agrícolas en Brasil. Los autores analizan los efectos de la adopción de semillas de soja genéticamente modificadas (soja transgénica). Esta nueva tecnología requiere menos mano de obra por unidad de tierra para producir el mismo producto. Por tanto, se puede caracterizar como un cambio técnico que aumenta el trabajo. Además, los autores estudian los efectos de introducir una segunda temporada de cosecha de maíz (maíz fuera de temporada). Esta técnica permite sembrar dos cultivos por año, aumentando efectivamente la asignación de tierra. De esta manera, se puede caracterizar como un cambio técnico para aumentar la tierra. La expansión simultánea de estos dos cultivos permite evaluar el efecto de la productividad agrícola en la transformación estructural en economías abiertas.
Las principales fuentes de datos utilizadas en el estudio fueron el Censo Agrícola, el Censo de Población y la base de datos de Zonas Agroecológicas Mundiales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Para realizar controles de robustez se utilizaron datos de la Encuesta Industrial Anual de Brasil (PIA). Además, se utilizó el Censo Demográfico para construir medidas de la composición sectorial del empleo y los salarios promedio. Más concretamente, datos de las dos últimas rondas censales (2000 y 2010) para observar las variables de interés antes y después de la legalización de las semillas de soja transgénica. Además, se obtuvo una medida exógena del cambio tecnológico en la agricultura utilizando estimaciones de rendimientos potenciales de soja y maíz en áreas geográficas de Brasil de la base de datos FAO-GAEZ.
Detalles de la metodología
Para guiar el trabajo empírico, Bustos et al. (2016) construyeron un modelo simple que describe una pequeña economía abierta de dos sectores en la que el cambio técnico en la agricultura puede verse influenciado por factores. El modelo predice que un aumento neutral de Hicks en la productividad agrícola induce una reducción en el tamaño del sector industrial a medida que la mano de obra se reasigna a la agricultura, como en los modelos clásicos de economía abierta. Se obtienen resultados similares cuando el cambio técnico expande el territorio. Sin embargo, si la tierra y la mano de obra son complementos fuertes en la producción agrícola, el cambio técnico que aumenta la mano de obra reduce la demanda de mano de obra en la agricultura y provoca que los trabajadores sean reasignados a la industria manufacturera. En resumen, el modelo predice que los efectos de la productividad agrícola sobre la transformación estructural en las economías abiertas dependen del sesgo factorial del cambio técnico.
Los autores proponen establecer la dirección de la causalidad utilizando dos fuentes de variación exógena en la rentabilidad de la adopción de tecnología. Primero, en el caso de la soja transgénica, como la tecnología fue inventada en Estados Unidos en 1996 y legalizada en Brasil en 2003, se utiliza esta última fecha como fuente de variación en el tiempo. En segundo lugar, como la nueva tecnología ha tenido un impacto diferencial en los rendimientos dependiendo de las características geográficas y climáticas, las diferencias en la idoneidad del suelo entre regiones se utilizan como fuente de variación transversal. Asimismo, en el caso del maíz, se explora el momento de expansión del maíz de segunda cosecha y las diferencias regionales en la idoneidad del suelo.
Resultados
En un primer análisis, se encontró que las regiones donde se expandió el área cultivada con soja experimentaron un aumento de la producción agrícola por trabajador, una reducción de la intensidad del trabajo en la agricultura y una expansión del empleo industrial. Estas correlaciones son consistentes con la predicción teórica de que la adopción de tecnologías agrícolas que aumentan la mano de obra reduce la demanda de mano de obra en el sector agrícola e induce la reasignación de trabajadores al sector industrial. Sin embargo, la causalidad puede ocurrir en la dirección opuesta. Por ejemplo, un aumento de la productividad en el sector industrial podría aumentar la demanda laboral y los salarios, induciendo a las empresas agrícolas a cambiar a cultivos que requieren menos mano de obra, como la soja.
Los resultados sugieren que los municipios donde se espera que la nueva tecnología tenga un mayor efecto sobre los rendimientos potenciales de soja han experimentado una mayor expansión del área plantada con soja transgénica. Se observa que estas regiones también experimentaron aumentos en el valor de la producción agrícola por trabajador y reducciones en la intensidad del trabajo medida como empleo por hectárea. Además, han experimentado un crecimiento del empleo más rápido y reducciones salariales en el sector industrial. Curiosamente, los efectos de la adopción de tecnología son diferentes para el maíz. Las regiones donde se predijo que los rendimientos potenciales de maíz de la FAO aumentarían más al cambiar de la tecnología tradicional a la nueva, en realidad experimentaron un mayor aumento en la superficie cultivada con maíz. Sin embargo, también experimentaron aumentos en la intensidad del trabajo, reducciones en el empleo industrial y aumentos en los salarios.
En relación con el análisis del sector servicios, una característica central es la distinción entre dos efectos del cambio técnico agrícola: el efecto oferta y el efecto demanda. En el caso del cambio técnico para aumentar la tierra, el primer efecto se genera por el aumento del producto marginal del trabajo en el sector agrícola, lo que elimina trabajadores de otros sectores. El segundo efecto se genera por el aumento de los ingresos resultante del cambio técnico en la agricultura que conduce a un aumento de la demanda de servicios no comercializables. Ambos efectos conducen a una reasignación de mano de obra fuera del sector manufacturero. Sin embargo, cuando el cambio técnico ahorra mano de obra, el efecto de oferta libera trabajadores agrícolas. Como resultado, el efecto neto del cambio técnico agrícola sobre la industrialización depende de la fuerza relativa de los efectos de la oferta y la demanda. Además, el efecto de la demanda está impulsado únicamente por el aumento de las rentas de la tierra. Por tanto, su fortaleza depende del grado en que los propietarios consumen servicios en la región donde se encuentran sus tierras. Los resultados empíricos implican que en las regiones más afectadas por cambios técnicos que ahorran mano de obra, este factor de producción se reasignó de la agricultura a la manufactura y no a los servicios.
Lecciones de políticas públicas
El estudio realizado por Bustos et al. (2016) contribuyen al debate sobre los efectos de la productividad agrícola en la industrialización en economías abiertas. Los autores sostienen que estos efectos dependen crucialmente del sesgo de los factores de cambio técnico. Por lo tanto, el estudio proporciona evidencia de que cuando el cambio técnico en la agricultura ahorra mucho trabajo, como en el caso de la soja genéticamente modificada, puede fomentar la industrialización. Cuando, por el contrario, el cambio técnico está sesgado hacia la mano de obra, como en el caso de la introducción de un segundo cultivo de maíz, la productividad agrícola puede desacelerar la industrialización.
Los diferentes efectos del cambio tecnológico en la agricultura documentados para la soja y el maíz indican que el sesgo del cambio técnico es un determinante clave de la relación entre la productividad agrícola y la transformación estructural en las economías abiertas. El cambio técnico de aumentar la tierra, en el caso del maíz de segunda cosecha, conduce a un aumento del producto marginal del trabajo en la agricultura y a una reducción del empleo industrial. Sin embargo, el cambio técnico que aumenta la mano de obra, en el caso de la soja transgénica, conduce a una reducción del producto marginal de la mano de obra en la agricultura y al crecimiento del empleo en el sector industrial.
Las estimaciones obtenidas en el estudio pueden utilizarse para cuantificar el efecto del cambio técnico agrícola influenciado por factores sobre la transformación estructural. En particular, Bustos et al. (2016) calcularon la elasticidad de la proporción del empleo sectorial ante los cambios en la productividad agrícola inducidos por el cambio técnico de la soja: un aumento del 1% en la productividad del trabajo agrícola conduce a una reducción de 0,16 puntos porcentuales en la proporción del empleo agrícola y a un aumento en la proporción del empleo industrial. de similar magnitud. Estas estimaciones pueden usarse para comprender en qué medida las diferencias observadas en la velocidad de transformación estructural entre los municipios brasileños pueden explicarse por cambios técnicos que ahorran mano de obra en la soja.
Referencias
BUSTOS, Paula; CAPRETTINI, Bruno; PONTICELLI, Jacopo. Productividad agrícola y transformación estructural: evidencia de Brasil. Revista económica estadounidense, vol. 106, núm. 6, pág. 1320-65, 2016.