¿Se acerca el final del semestre, se acercan exámenes y más exámenes y no sabes por dónde empezar a estudiar? No te preocupes, hay más personas en el mismo barco, así que compartamos algunos consejos de priorización para que nada pase por tu radar de estudio de ahora en adelante.
Antes de hablar de cualquier técnica o maniobra para optimizar tus prioridades, nos topamos con un punto crucial: el tiempo. Al fin y al cabo, ¿quién aquí nunca ha deseado que el día tuviera unas horas más? Pero estate atento, estos consejos fueron diseñados para optimizar tu tiempo y aumentar tu calidad de vida, no para trabajar más 😉
Para empezar: organiza tus tareas
Antes de perderte en un mundo de libros o pestañas de computadora sin saber por dónde empezar, anota todo lo que necesitas hacer. De esta manera tendrás una lista de lo que hay que hacer y podrás usarla como lista de verificación.
También es importante dividir las tareas en orden de entrega, así podrás gestionar el tiempo de producción y estudio de cada una sin que nada se retrase. En definitiva, armarás una especie de lista de compras, pero en lugar de productos del mercado tendrás que seguir tus estudios usándola 🤓
¿Qué importancia tiene fijar plazos?
Aquí debes tener en cuenta las fechas de entrega, pero no como una forma de ponerte ansioso o apresurarte para terminar todo lo antes posible. Tener plazos definidos te ayudará a organizar tus tareas y estudios, por lo que al final podrás calcular cuánto tiempo en promedio se necesita para completar cada uno de ellos.
Técnica Pomodoro
En 1980 Francesco Cirillo desarrolló esta técnica de gestión y optimización del tiempo. ¿Pero cómo funciona? Es sencillo, la propuesta consiste en una jornada laboral dividida en descansos.
Poner los números sobre la mesa se ve así: 25 minutos de estudio y/o trabajo seguidos de un descanso de cinco minutos. Al final de cuatro bloques de trabajo y descanso llega un período de descanso un poco más largo: de 15 a 30 minutos de descanso.
Matriz PIF
¿Recuerdas lo que dijimos sobre priorizar tus tareas? Esta es la herramienta perfecta para ayudarte, porque combina tres criterios para elegir cuál sería el más importante de tu lista:
- Potencial: ¿Cuál es la probabilidad de que esta acción tenga éxito?
- Impacto: ¿Cuánto afecta esta acción a tu lista de tareas pendientes?
- Facilidad: ¿cuánto tiempo y trabajo requerirá esta tarea?
Esta matriz se puede utilizar para la toma de diversas decisiones, ¡incluso cuál será su almuerzo del día! Para hacer esto, debe enumerar cada uno de estos criterios en niveles de importancia para su lista de verificación. La priorización de cada tarea se medirá por puntos en una escala que tú definas, que puede ser de 1 a 5 puntos, por ejemplo.
¿Aún estás un poco confundido? No te preocupes, aquí tienes una guía paso a paso:
Establecer una meta:
Este es el momento de fijar una meta para el día: ¿quieres avanzar en las tareas? ¿Quieres ponerte al día con ellos? Este es el momento de definir cuál será la guía de tus filtros de priorización.
Enumere las opciones:
Este es el momento de enumerar todas las tareas que debes realizar para alcanzar la meta que te propusiste y cumplir tu objetivo final.
Califica las opciones:
Aquí viene la puntuación según el potencial, impacto y facilidad de las tareas. Pon en papel qué opciones merecerán o no la pena.
Piensa en posibles interferencias:
Presta atención a cualquier interferencia que puedas tener durante cada tarea.
Analizar puntuaciones:
Finalmente, analizar nuevamente las puntuaciones teniendo en cuenta interferencias y variables.
¡Ahora estás listo para organizar tus tareas y aprovechar al máximo tu tiempo libre sin perder ningún plazo! Cuéntanos, ¿cuál será tu punto de partida para una rutina optimizada?
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